¿Cómo lidiaba con mi trabajo mientras me divorciaba?

Laura Aiello El divorcio en el trabajo

¿Cómo lidiaba con mi trabajo mientras me divorciaba?

Recuerdo perfectamente como me sentía mientras atravesaba mis dos procesos de divorcio. En ambas ocasiones trabajaba para Xerox, (primero en Venezuela, luego en Estados Unidos) tenía varios proyectos a mi cargo, muchas responsabilidades y el corazón hecho pedazos.

Iba a la oficina con la mirada perdida. Sin ganas de nada, pero siempre arreglada porque me obligaba a verme decente en el espejo (algo que hacía por mí, aunque no me provocara) y para que el mundo no se diera cuenta de lo que me estaba sucediendo (las eternas máscaras que usamos y en las que nos refugiamos).

Concentrarme me costaba horrores, pero con esfuerzo lo lograba. Me lo proponía y esto era algo que me ayudaba a dejar de pensar en lo que se me venía encima. Hoy veo el trabajo (un oficio o un hobbie) como la excelente oportunidad que tenemos para abstraernos de una realidad y meternos en otra... al menos en una realidad productiva y ocupar la mente positivamente.

Les voy a comentar uno de los errores que cometí.

No quería que nadie se enterara en el trabajo por lo que estaba atravesando, era una mezcla de tristeza y vergüenza, no quería ser el chisme de pasillo... en fin, no deseaba que la gente viniera a mí con la pregunta:... ¿qué pasó? y tener que montar una sonrisa fingida y responder aguantando lágrimas "diferencias irreconciliables". La verdad es que durante el divorcio, no quieres hablar de este tema con cualquiera y menos en el sitio de trabajo, sobre todo porque es un proceso muy incómodo y no nos gusta sentirnos vulnerables ante los demás.

Luego de tres meses de haberme separado, me llama mi jefa un día a su oficina y me dice "Laurie tengo que hablar contigo". Me siento en la silla y veo hacia afuera... recuerdo como observaba con mi acostumbrada mirada perdida la hermosa vista desde la Torre Xerox en Caracas y me dice: "desde hace unos meses te noto distraída, desconcentrada y cometiste algunos errores en las dos últimas presentaciones que hiciste (nada grave) pero sé que tú no eres así", ¿te pasa algo?

En ese momento, un nudo en la garganta tomó el control y las lágrimas comenzaron a manifestarse. No podía ocultarlo más, estaba al descubierto. De pronto pude finalmente decirle "me estoy divorciando".

Y mi jefa con cara de asombro, compasión y preocupación me dijo: "pero Laurie como es que no me lo dijiste antes, somos un equipo y aquí estamos para apoyarnos", y allí lloré aun más porque me di cuenta del gran error que cometí al no haberle confiado mi sentir desde el principio, sobre todo a mi jefa, quien siempre fue un gran apoyo para mí. Ella hasta me preguntó, ¿acaso no confías en mi? -yo no se lo voy a decir a nadie-.

Y mi respuesta fue: "no sabía qué era lo más adecuado, no sabía si decírtelo o no, no quiero verme o sentirme débil ante los demás porque amo mi trabajo y no lo quiero perder".

Luego de este evento, las cosas comenzaron a ser un poco más fáciles  y llevaderas para mí en la oficina, en algunas ocasiones simplemente sentía la necesidad de irme un poco más temprano y lo hacía. La exigencia de trabajo bajó un poco, ya que mi jefa fue muy solidaria en este aspecto.

Permitirnos ser vulnerables, y contar lo que sucede desde el corazón, hace que la solidaridad de las personas que te rodean se manifieste y te apoyen en formas que en ocasiones resulta conmovedor y hermoso.

En mi segundo divorcio no cometí el mismo error, se lo dije a mi jefa desde el principio y ella fue un gran apoyo en mi vida, sobre todo al considerar que estaba a miles de kilómetros de distancia de mi familia, porque vivía en Estados Unidos.

El divorcio impacta todas las áreas de la vida. Pero el trabajo hay que verlo como un aliado, un espacio para distraernos, para sentirnos útiles y para entretener la mente. Al menos a mi me ayudó mucho.

Pero, hay que estar pendiente de no cometer el siguiente error: "entregarse a la oficina y trabajar horas excesivas". Debo destacar que este error se manifiesta más en hombres que en mujeres. Entregarse infinitas horas al trabajo, te deja exhausto, sin energías y esta es una época para consentir el cuerpo, el alma y el espíritu, para recobrar el balance perdido. Si antes trabajabas 8 horas diarias y ahora 12, pregúntate si en realidad esas horas podrían ser mejor distribuidas en hacer ejercicios, dedicarte a un hobbie que te llene, salir a caminar, dedicarle tiempo de calidad a tus hijos o cualquier cosa que siempre hayas querido hacer y este sea quizás, el momento de hacerlo.

La consecuencia del exceso de trabajo puede resultar en un "burn out", es decir, una saturación mental. El cerebro hace un esfuerzo adicional por concentrase debido a los problemas y si no se le da el descanso apropiado a la mente y al cuerpo, esto se puede manifestar en una enfermedad o en el cansancio extremo, pudiéndose presentar migrañas, problemas estomacales o afines.

Me imagino que en relación a este tema, puedes tener muchas más preguntas, quizás algunas de ellas sean:

¿Qué puedo hacer para mejorar la concentración en mi trabajo?

 

¿Cómo manejar la angustia y la tristeza en la oficina? ¿la desmotivación?

 

¿Te preocupa perder tu trabajo?  ¿no rendir lo suficiente?

 

¿Qué hago con las ganas de llorar que siento en la oficina?

 

¿Debo dejar mi trabajo? ¿quedarme? ¿buscar otra cosa?

 

¿Cómo balancear la vida laboral y tus hijos con el divorcio?

Todos estos temas los trabajo en mi practica de Coaching Individual, trabajaremos con herramientas utiles para que puedas ponerlas en práctica y sentirte un poco más aliviada mientras atraviesas las turbulentas aguas de un quiebre sentimental.

Espero esta información te haya sido de utilidad. Compártela con alguien que pueda necesitarla.

Un abrazo,

Laura Aiello.

Escribeme a: info@lauraaiello.com

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