Nuestra vida es un cúmulo de hábitos, en su mayoría inconscientes; forman parte de nosotros al punto que no les prestamos atención. Cuando por cualquier motivo nos sentimos mal o deprimidos, es muy fácil caer en una espiral negativa y dejar de lado los hábitos positivos que nos permiten salir adelante.
Conversando con una amiga, me comentaba que luego de haber pasado por la experiencia del cáncer, ella comenzó a relacionarse con la vida de una manera distinta. Cuando se presenta una enfermedad con la amenaza de perder la vida, la manera de pensar y vivir cambian radicalmente.
La muerte sigue siendo un tema tabú, no nos gusta hablar al respecto y lo evitamos a toda costa, pero si nos atrevemos a vivir recordando todos los días que la vida es un tesoro y que la misma puede cambiar o terminar repentinamente, podemos hacer la elección de vivir más conscientes el momento presente, eligiendo ser felices, decidiendo reír más y dejando ciertas tonterías que nos atormentan de lado.
Vivir el presente, es una frase bien trillada, pero realmente es lo único que tenemos. Para vivirla en todo el sentido de la palabra, deberíamos hacernos las siguientes preguntas:
¿Cómo vivo mi día a día? ¿Alegre? ¿Triste? ¿Estresada? ¿Atormentada? ¿Sin ánimos de nada?
Nuestra responsabilidad hacia nosotros mismos debería ser, el vivir una vida más plena tomando la decisión de pasarse el suiche e identificar aquellos pensamientos perturbadores que no nos benefician.
Para vencer la tendencia al negativismo y a los malos hábitos de pensamiento se pueden poner en práctica las llamadas Técnicas de Distracción, estas consisten en desviar tu atención de una emoción negativa a una actividad placentera y divertida.
Prueba lo siguiente: si estás pensado en algo negativo y eres consciente de ello, debes elegir y desviar tu atención hacia una actividad que para ti sea amena y que puedas hacer por unos minutos, y con esto me refiero a algo sencillo, por ejemplo: poner música, cantar, ver televisión por un ratico, hablar por teléfono con una amiga o cualquier actividad que te haga sentir bien.
Estas actividades sencillas te permitirán activar tu atención hacia algo distinto. Esto supone dejar de focalizarte en el pensamiento negativo, que además te desvía de vivir plenamente el momento presente. La mente no permite ejecutar dos actividades opuestas al mismo tiempo. Recuerda, no puedes estar feliz y triste a la vez.
También puedes probar la técnica de externalización, la cual consiste en centrar tu atención en sensaciones que se originan fuera del cuerpo, esto con la finalidad de disminuir tu atención de lo negativo y reorientarla a algo neutro o positivo. Algunos ejemplos:
- Usar la vista: observa por unos segundos cualquier cosa "detalladamente", puedes leer los títulos de una revista, vallas publicitarias, examinar un cuadro, los patrones de una tela o los dibujos de una alfombra.
- Sentir texturas: toca alguna tela que tengas cerca, un papel, una servilleta, el volante de tu vehículo, el tejido de la tela de tu camisa o de una toalla. Hazlo por un minuto y luego busca algo adicional que puedas sentir. Cuando te sientas mejor, vuelve a tus actividades regulares.
- Escuchar atentamente: dirige tu atención a escuchar los ruidos de fondo, por ejemplo el tic-tac de un reloj, el paso de un avión o el ruido de los diferentes vehículos y motocicletas al pasar por una concurrida calle. Concéntrate por un rato en los sonidos y luego vuelve a tus actividades.
- Usar el gusto: disfruta de esa taza de té o café, pero en presencia total, es decir, prestando atención a su sabor, textura, temperatura y sensaciones que se producen en tu cuerpo. Tu concentración debe estar al 100% en esta experiencia para que surta efecto el desvió de los pensamientos desagradables.
Percibir atenta y conscientemente con cualquiera de tus sentidos ayuda a eliminar el negativismo, el estrés y esta práctica promueve la utilización de hábitos positivos para acercarnos a un mejor vivir.
Laura.
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